En el centro de mi pecho destrozado, se oculta un vacío, que es un susurro triste y desconsolador que al corazón consume.
Esos latidos que antes eran fuego y pasión, hoy son ecos de un dolor frio muy profundo, un adiós que aún niego y un amor que ya no existe.
En cada rincón de mi alma, resuena la ausencia sin darme descanso, en un suspiro que muestra esperanza y una lágrima que nunca se agota.
La sombra de tu recuerdo, vaga por los senderos de mi alma errante, y en la noche, la pena es más dura, en ese silencio que es constante.
Mi corazón, cual frágil cristal, cae en el abismo de la añoranza, y aunque el tiempo todo lo sana, sigo preso en una ilusión.
Algún día, tal vez en un sueño, vuelveras a ser la luz en mi sendero, y el dolor que ahora soy dueño, sea solo un eco pasajero, pero eso será solo en ese sueño.
G3