Walter Brunini

Crónico

Crónico

Es como que de aquí en adelante
todo empieza a ser para siempre;
un dolor, un fármaco, un ejercicio,
un sueño, un miedo, un pendiente.

Nada se cura; apenas se trata y contiene.
Los excesos empiezan a pasar factura y
lo importante se distrae con lo urgente,
en el frenético festival de la mente.

Los libros que nos gustan, pasan al archivo
como paso previo al polvo del olvido.
Los discos toman colores pálidos y
se van, poco a poco, quedando dormidos.

Del lagrimal, se afloja el grifo y
deja escapar un rio por cualquier cosa;
se vuelve sensible la expectativa y
todo implica un riesgo de vida.

El pudor se va desvaneciendo,
mientras se descosen los filtros.
Desprendido, en la camisa, un botón
no es provocación sino descuido.

Cada año es el primero de los restantes,
se valoran, como oro, los instantes y
se emiten los elogios sin vergüenza.
Se abraza lento, con desmedida fuerza.

Crónico se presenta el argumento
para cada próxima página del cuento.
Se planifican los encuentros y
todo va tomando forma de rutina.

Lo sabido en el camino se hace raíz,
tornándose preferente lo definitivo.
Se vuelve perezoso el espíritu aprendiz
confundiendo tranquilidad con ser feliz.