Hashem Fajardo

Fue aquella mañana

Como llamada, me dejaste en el buzón.

Buscaste un rey para soltar un As de corazón.

Enmudeciste al pueblo con el poder de un faraón

Y aun así, el pueblo te otorga su perdón.

 

Porque fue aquella mañana que toqué tu alma;

Cerraste la puerta con ambas palmas.

Dejándome así en medio del éxtasis y la locura

Y entender que no soy dueño de tu amargura.

 

Fue aquella mañana cuando dejé de ser tu prisionero;

Rompiste la sentencia a buscarte a finales de enero.

Libraste a un ladrón de su castigo.

Le diste de comer bistec a un pasado mendigo.

 

Fue aquella mañana cuando me separé de tus heridas,

Mis venas agradecen que por tus palabras ya no estén heridas.

Fue aquella mañana cuando logré entender

Que en una guerra del amor

El que más arriesga, le es más fácil perder.