José Ángel Pineda

La piel de una música

La piel de una música, tejida en silencio,

con notas que palpitan bajo la luna llena,

el sollozo del jazz en la noche serena,

la caricia de un saxo es la que agencio.

 

La piel de una música, vibrante, conduce

al abrazo del ritmo, la pasión que se agita

con el beso, la melodía que en el aire incita

en cada acorde…, la armonía seduce

 

la piel de una música, suave , complaciente,

se estira, se contrae, en la danza vibrante,

es el eco de un piano, y la voz del cantante,

que improvisa la noche, lírica y ardiente.      

 

La piel de una música, sutil y creciente

envuelve hasta el alma, en espiral calcina

el lienzo, se pintan las emociones, culmina

la obra maestra, con un rítmico silente.