Si multiplicamos tus sentimientos por los míos dará cero.
Si divides tus errores por los míos el resultado será uno.
Si al elevar mis sentimientos al cuadrado te dió cero, no vuelvas.
Porque aunque eleves lo que siento al mil, el resultado seguirá siendo cero.
Si usas el número de mis sentimientos hacia tí en el discriminante de tu ecuación cuadrática, encontrarás una solución.
Te darás cuenta que no te quise y todo fué base de tu imaginación.