En la penumbra de un adiós sin fin,
se pierde el eco de un amor que huyó.
Dos almas rotas, en un triste bajío,
buscan respuestas en un cielo gris.
Susurros mudos de un amor ya ido,
resonando en un corazón desolado.
El desamor se cierne, en silencio helado,
como un invierno que ahoga el nido.
Promesas rotas, palabras quemadas,
se desvanecen en la niebla del olvido.
Y en la distancia, el amor herido,
se desangra en las sombras, abandonadas.
Solo queda el eco de un pasado muerto,
en el horizonte de dos almas en duelo.
El desamor, sin piedad, las hace presas,
en un baile triste, de amor desiertas.