jvnavarro

UNA TARDE MUY TRANQUILA

 No se por qué escribo 

a las siete de la tarde,

es sábado y los pájaros

que en los hilos de alambre 

se columpian

ya se han marchado

a darse un buen baño

 de aguas marinas. 

 

Todo me sabe a algo distinto,

un poco de chocolate caliente

es una de esas íntimas caricias,

que deja al paladar patas arriba.

 

Ya si miro por la ventana,

la vecina de enfrente de mi cornisa 

golpea con fuerza

una alfombra Persa,

en la que ya no se divisa 

ni la trompa del elefante,

ni la torre bizantina 

de un palacio Oriental

que en aquella alfombra vivía 

al son de las mil maravillas.

 

Una tarde cojonuda,

de nuez moscada 

untada con mantequilla,

en una tostada de pan

mientras miro sin prisas,

una película de presos

que finaliza,

gracias del director

que rodo escenas 

tan bonitas,

con un par de presos,

inocente uno,

malheridos por la desdicha,

escapándose de un presidio 

para vivir en Zihuatanejo otra vida.