Emigrante
Dijo uno en una ocasión:
estoy que no sé que hacer,
si a mi ego complacer
e irme de excursión.
La excursión fue emocionante,
se fue con unas mochilas
y lo que abarcaban sus pupilas,
a otro país, de emigrante.
Pensaba en el bienestar
que el trabajo le daría,
a la pobreza ahogaría,
es la hora de despertar.
No era tan fácil adaptarse
ni entender el nuevo idioma
tampoco tomárselo a broma,
¡qué remedio!, a conformarse.
Sintió gran satisfacción
cuando a casa se volvió,
la paz y tranquilidad alivió
y a vivir con discreción.
Antonio Reina Moreno 25/05/2024