Junto a tu amplio postigo
cada noche esperaba
para verme contigo,
decirte que te amaba,
y sin ningún testigo
a tus pies me postraba.
Dicen que algún vecino
sin saber, murmuraba;
que yo era hombre ladino
y de amor te engañaba.
En el viejo postigo
y en la noche lunada,
yo me encuentro contigo.
Mas no hablamos de nada.
Porque yo, soy tu amigo,
pero tú; eres mi amada.