Tengo hambre de ti,
tengo sed de tu boca;
quédate aquí conmigo,
sé mi plato y mi copa.
Serás el alimento,
el almuerzo, la cena
y te iré devorando
hasta sentirme plena.
Y serás ese vino
con buqué de lujuria
que mi boca sedienta
apurará con furia.
Ya cuando hayas saciado
mi apetito lascivo
para que no te vayas
inventaré un motivo.
Convidaré a tus ganas
con sabores y aromas
y haremos una cata
entre juegos y bromas.
Y me presentaré
como el mejor banquete,
y seré yo tu copa,
seré tu plato fuerte.
Con placer asesino
cual peligroso enjambre,
tú matarás mi sed,
yo mataré tu hambre.