Amelia Suârez Oquendo

MI SOLEDAD Y YO

Te amo Soledad.

Tu abres mi memoria para que yo

abrace el amor de ayer como si

fuera de hoy

y encomias que te haga preguntas para

las que ambas sabemos que no hay

respuesta alguna.

 

Y tú, soledad, sin enojos ni quejas,

me aconsejas con pródiga

sabiduría, cómo seguir amando…

¡Y no te vas!

Obsequiosa te quedas a mi lado.

 

Soledad, sé que te gusta arroparme

y ser el  refugio irremplazable que

necesito y junto a eso eres el

consuelo  y la amiga de más tiempo

por mi alma venerada.

 

Tu, la portadora de la preciada llave

de los recuerdos que atesoro de mi

amado y de cada sentimiento amoroso

que de él se anida en mi efusivo

corazón.

 

¡Acuciosa los mantienes guardados

y no los deja ir!

 

¿Por qué? Porque sabes que junto

a ti, cada noche, está el que amo.

Y, entonces, acudo a los recuerdos

y … :

 

Radiante de felicidad, escucho sus

palabras convertidas en céfiros

acariciadores, susurrándome al oído

pidiendo más y más pasión.

 

Golosa disfruto sus besos, como

siempre, convertidos en caricias

irradiantes de hermosos y dulces

placeres innatos.

 

Vanidosa veo esos brillantes ojos,

sus ojos, que son llamaradas intensas

penetrando mi alma cual faros

lumínicos del alba que me atrapa.

 

Codiciosa toco sus manos, su rostro,

su pelo, su cuerpo … todo él y lo siento

dándome férvidas ternuras acogidas

por un lecho de rosas donde se hace

el amor.

 

Y aún yo, si …yo, continuo cada día

abrazando el ocaso y soñando en él,

mientras viajo con el tiempo que me

dice hacia donde voy, pero no lo

qué pasará cuando haya terminado

el viaje...

 

Amelia Suárez Oquendo

26/05/2024