Elthan

 Guadaña, la pálida luna cortante.

 Guadaña, la pálida luna cortante.

 

 

En la noche, la pálida luna cortante,

despliega cual guadaña sobre tierras desoladas.

Murmullos de las iniquidades, gélido resplandor,

revelan las sombras de almas condenadas.

¡ Hipocresía soberana, en su maquiavélico semblante,

traiciona corazones con palabras enmascaradas !

 

 

Inconciencia imperas, ciega e insidiosa,

arrastras a la humanidad hacia abismos sin nombre,

desdén por la sabiduría, en marea tumultuosa.

El discernimiento se desmorona, envuelto en navajas,

falsos iluminados susurran, con voz peligrosa,

promesas ignotas, cubiertas de putrefacción.

 

 

Lujuria desenfrenada, devora fuego consumidor,

cuerpos entrelazados, en su ardor voraz,

harenes concubinas, amantes y festines

fornicadores gozan en un ciclo mordaz.

Tal desenfreno concluye en satisfacción y dolor,

cada placer efímero deja un rastro tenaz.

 

 

La soberbia, altanera, levanta su corona,

pisoteando humildad, destrozando la verdad,

escorpiones venenosos, donde la mentira adorna,

engaños que florecen en su perdición y vanidad.

 ¡ El ego inflado, como un chacal sin sorna,

alza un martillo robado como si fuese su poder !

 

 

La ira desatada, un torbellino mortal,

arrasa con la razón, destajando la calma,

en ojos inyectados de furia abismal,

el odio se nutre, desangrando el alma.

conflictos sin fin, rayos agreden la pureza,

manchando de sangre, a una meliflua armonía.

 

 

Los hilos de las Moiras, predestinación y fatalidad,

cadenas invisibles atando al ave fénix.

Cada paso hacia adelante, un eco de maldad,

los durmientes se pierden, en trágica arrogancia.

El tiempo se burla, con cruel insensibilidad,

de los sueños y anhelos, sin misericordia ni esperanza.

 

 

Alegorías del fin, en tinieblas se enredan,

laberintos de la desesperación, en rendijas se filtran,

almas extraviadas que el vacío heredan,

las hebras del augurio se tensan y gimen.

la luna cortante, a sus secretos no ceden,

la pálida hoja, sus promesas van segando.

 

 

El cielo ennegrecido, presagio de condena,

silencio sepulcral, preludio del final.

Los males de la humanidad, en lúgubre escena,

dibujan su destino, en un ocaso infernal.

la guadaña de la luna, su juicio encadena,

un corte mortal, preciso y letal.

 

 

Desconcierto y terror, en la ausencia de luz,

La raza humana se enfrenta a su propio espejo,

proyección distorsionada, de su degenerado espejismo,

cosecha de errores, en eterno reflejo.

El golpe del martillo es sin piedad,

cierra el ciclo, dejando un aura de cataclismo.

 

 

Con sus colmillos afilados y ojos brillantes,

los perros del infierno emergen en la noche,

en sus fauces desgarran la doble moralidad,

aullidos congelan la sangre y la esperanza,

se reflejan en la hoja larga y curva,

los guardianes del sufrimiento y desesperación.

 

 

Muerte desciendes al infortunio, con precisión al destino,

inexorable cortando los hilos de la frágil realidad,

en su fría certeza, se revela el camino,

un limbo nebuloso, sin piedad a la ¿ Eternidad ?

¡ La humanidad, en su fin, contempla su miseria !

¡ la pálida luna cortante, vaticina la destrucción !

 

 

Elthan.