jvnavarro

POESÍA BACTERIANA O BITERATURA 

Pensaba yo
 que ya estaba todo hecho,
que se acababa el domingo,
y que volvía al lunes, 
con la singularidad concreta 
de que había ganado un día,
de los de vivo
y perdido otro,
de los que me quedan 
hasta que me haya ido
 de este mundo.
 
Pero vino el caso
que entre truenos, 
que estampaban en el cielo
un mapa de rayos encendidos,
con matraca de música incluida,
he visto hoy, 
un accidente en cadena,
 en el que estaban implicados,
 quince o veinte vehículos.
 
Todo este agrio tema,
me hace retornar
al  principio de este poema,
\"pensaba que ya estaba todo hecho\"
para seguir diciendo, 
ahora si que hay motivos,
que la vida vale mucho.
y que yo quiero seguir corriendo
por todos los lugares 
donde mis ojos vean algo, 
con que llenarme de vida
como si fuera un hermoso botijo.
 
Entre sirenas de coches de policía
 y luces de diferentes tipos,
azules, amarillas, intermitentes,
 ambulancias y abrazos
de quienes han salido
de este lamentable accidente vivos,
me he sentido pequeño
y hasta ridículo,
sin más filosofía encima
que el saber 
que no me ha llegado el turno.
 
Toca aunque sea domingo,
volver la cabeza atrás 
para recordar 
que en este desenfrenado ir tras
de algo que intuimos,
con la muerte ella desnuda
sirviendo de libro de cabecera 
y de abrigo,
debemos pensar 
que en cualquier cuneta,
de esas que nos puede poner
como castigo el destino,
nos podemos  quedar 
con ese último poema querido
recorriendo 
las simas profundas de lo desconocido.
 
Si esto ocurriera es un alivio 
el saber que hasta después de muertos
podemos ser,
por tiempo indefinido,
 poetas en el cielo,
infierno o limbo,
en la tumba
o ya las cenizas en la corriente
de un río,
pues las  bacterias 
de nuestro organismo,
Deinococcus radiodurans,
 también presentes
en los excrementos
de los animales vacunos,
aman el lenguaje Quorum sensing
y lo defienden como un hijo suyo.
 
 Saben ellas las bacterias muy bien 
de que va este asunto,
y pueden escribir
 poemas y sonetos
poniendo a Orfeo y Eurídice
como testigos.
 
Yo ante esto me rindo
y en vez de poeta quiero ser,
si no bacteria,
por aquello
de que el bicho es muy pequeñito,
al menos 
un témpano de hielo
con que seguir pensando
que dentro de él
 continuaré siendo el mismo.