El Corbán

ODIÁNDOME

En la oscuridad de mi alma yace un tormento,

el odio silencioso, un constante lamento,

como sombras en la noche, se cierne sobre mí,

un abismo de desprecio que no encuentro fin.

 

En el eco de mis suspiros, en el silencio de mi mente,

se alza el eco de la autodestrucción, sin resplandor, sin gente,

me ahogo en un mar de dudas, en un río de dolor,

y en mi reflejo en el espejo, solo veo mi propio horror.

 

Cada paso que doy, cada palabra que pronuncio,

es un recordatorio amargo, un eco que retumbo,

el odio hacia mí mismo, como un enemigo sin tregua,

que me arrastra al abismo, donde la luz se despliega.

 

Quebrado por el peso de mi propio desprecio,

me sumerjo en la penumbra, en un eterno desprecio,

pero sé que, en algún momento, debo encontrar la luz,

y romper las cadenas del odio, hallar la paz, la virtud.