No tiene nombre alguno el vacío
donde la sentencia aguarda ver rostros,
deformados entre horas y minutos.
¿Y quién soy yo, sino un cúmulo de sentimientos vacíos
que no consiguen forma ante tanta oscuridad?
La inaudita oscuridad que teje sobre pesares
una leve manta de misericordia,
No hallando perdón hacia sí misma
Si tan grande es tu deseo,
¿qué tan cercana es tu perseverancia?
La agonía del no querer saber,
la agonía donde el silencio no halla cura,
donde enloquece y se une
a la quietud del infinito.