Casi siempre, somos nuestros propios monstruos.
A veces asustando, a los fantasmas y otras bailando con lobos...
El mar es tan grande y fuerte que asusta...Pero el mar nunca ha temido al fuego y me pregunto ¿Podría el fuego quemar el mar?
Y quizá, quizás pueda ser que un día volvamos a estar.
Ojalá que cuándo acabe está triste ilusión, que es el tiempo
Y dejen de pesarnos los huesos y su triste carne
Podamos volver a mirarnos y hablar Abrazarnos sin temor a lo que piense nadie