Los pies,
esos viajeros incansables,
guardianes de secretos y pasiones
son la puerta al mundo,
la danza silenciosa
que nos lleva por caminos y emociones.
En la curva de los tobillos, se esconde el deseo,
como un suspiro contenido en la piel.
Los dedos, como besos de lenguas de fuego
que se buscan, se encuentran, se deslizan…
La planta del pie, un mapa de sensaciones,
donde cada paso deja su huella,
como un poema que se escribe en la arena,
una historia que solo los vientos conocen.
Los pies, fieles amantes de la tierra,
nos llevan a lugares desconocidos,
y en su danza, se declara el amor,
la pasión que se siente al tocar el suelo.