Las horas se desgranan lentamente
luciendo palpitantes sus minutos;
soñando en sus preciosos atributos
que tienen de pasión su fuego ardiente.
La luz del gran amor está presente
repleta de deseos impolutos;
que ansían ofrecerle sus tributos
atado a su belleza incandescente.
Pensando en disfrutar sus dulces frutos
de forma apasionada y vehemente;
anhelo que mis sueños insolutos
consigan su caricia efervescente;
¡y sean de mis penas sustitutos
los besos de su boca tan ferviente!
Autor: Aníbal Rodríguez.