Sin urgencia...
Llegamos juntos al lugar del encuentro,
ni antes ni después.
La cita era en la piel
y en un abrazo nos confundimos.
Sin saber quién eras,
ni cómo nos encontramos,
algún error del tiempoespacio?
Entonces,
el juego de la alquimia,
tus palabras, mi sonrisa,
tu geminiano equívoco.
El latido en todas partes,
en las sienes, en el pecho,
en nuestras manos,
y en la comunicación que vaticinaba
la sumersión de tus formas en las mías.
Y el tiempo necesario pasó
logrando apresar el segundo justo
que dura el segundo,
en el que las palabras,
sin urgencia,
fundieron al hombre-mujer
que, en esa buena hora,
encontramos en nosotros.
Un instante intenso, fértil, lúdico y sensual.
Sin urgencia,
la fantasía cruzó el silencio
y liberó los cuerpos, sin más ropa.
Hicimos el amor sin jurarnos amor,
y nos despedimos
sin promesas de encuentros nuevos.
Y nos dijimos adiós,
con ganas de un \'hasta luego\'.
Aunque tengo la sensación
-porque te tuve entre mis brazos
y me ofrecí a tu mundo-
que es muy probable,
que algún otro día,
o quizás otra noche,
sin urgencia,
seremos viajeros de un mismo tren,
cuyo destino sea pertenecernos.