Mientras duermes
Abro una puerta arcaica y encuentro que lo nuevo
es más antiguo aún que este portón abierto
y aunque digan que los cambios se dan en paulatino
veo que lo que importa no cambia ni un momento.
El amor, por ejemplo, es un bebe y es ciego,
su carcaj, siempre siempre, está lleno de flechas
y disparando al aire indiscriminadamente
siempre siempre, acierta mi corazón maltrecho.
Y lloro y me enderezo, trastabillo y me quiebro
me vuelvo trastornado, psicodélico y terco
ante unos ojos verdes, ante unos labios frescos,
en una tarde hermosa de verano o invierno.
A veces las princesas de mi se compadecen
y me toman la mano, me llenan de caricias
cuando siento en mi pecho que gira el universo
en los ojos que observo y en los labios que beso.
Y me vuelvo y regreso a la puerta que he abierto
y en el umbral acepto con gratitud inmensa,
la dicha transitoria que el instante me ofrece
y la cierro en silencio y en tus brazos me duermo.