Yaomachtia
Las cuícatl y tlatollis de América, declaro,
son plácemes divinos que ondean en la bruma;
de Ahuízotl consistente, del noble Moctezuma,
del gran Huitzilopochtli, Cuauhtémoc y Lautaro.
Y en toda las defensas la pica siempre arcana
conlleva a las victorias al lis de la mañana.
De Atlácatl, arco y flecha, su grande Señorío;
terruño donde vivo, Cuzcatlán es su nombre.
Y Pedro de Alvarado, guerrero de renombre,
se enfrentó al gran Atlácatl y su pueblo bravío.
Takateku iba al frente del pueblo y de su gente...
llevando entre sus manos la adarga de valiente.
Movido por la lucha y anhelos del futuro
el noble Nicarao se opuso ante la apuesta,
aquella que González propuso como orquesta,
aquella en que proclama con eco Guaicaipuro:
rendirse ante el jurado que clama por los poros
ser dueño irrefrenable de todos los tesoros.
Tesoro iban buscando por todas estas tierras;
tesoros como el oro, cacao y hasta plata
que siempre quien invade con fuerza la arrebata
y va sembrando sangre con balas y con guerras.
Por eso Moctezuma, Atlácatl y Nicarao
lucharon con denuedo, con alma y Guaraguao.
Y en todos los peldaños Quetzalcóatl batalla
después de las lujurias que hicieron los malvados.
Y yendo en retaguardia Tepeu y sus soldados
encuentran al vasallo detrás de la muralla.
Así, Nezahualcóyotl, Illapa y Diriangén
defienden sus terrenos con fuerza en el edén.
La historia de los Mayas, los Incas y Mapuches;
también los Guaraníes, Nicaraos y Aztecas;
igual que los Pipiles, Los Lencas y Toltecas
dejaron un ejemplo para que siempre luches.
Y América Latina tiene alma muy guerrera,
sus tierras invadidas con sangre las libera...
Samuel Dixon &. Freddy Kalvo