Una voz que riñe con mis párpados cerrados
intentando develar los sueños empolvados
que me aprisionan en tristezas
en memorias de caricias sin esperanzas
de gritos silenciosos llenándome de sobresaltos
pretendiendo la ablepsia del alma
la obcecación de los sentidos
asidos a mis párpados abiertos
Una voz que resuena contra el espejo
convirtiéndose en grito que agita lo interno
desplazando la miopía que asesina los sueños
que te aprisiona en cuartos oscuros
a la espera de la noche negra
donde se muere con la avidez de la resurrección
Una voz que reprende los dulces sueños
como si viajara en alas de tristezas
sin gramática ni entonación
una voz de silencios sacrificando el sosiego
para transformarlo en angustia y desolación
sin conciencia ni escrúpulos
tan solo angustia y desolación