A un paso de la eternidad
a un paso de traspasar el umbral
la realidad o el sueño te espera en el horizonte
bajo una luz cegadora.
Todo se diluye
aprovechando la resaca
te dejas llevar por el mar
por sendas doradas
atraviesas las olas
te sumerges
en las oscuras profundidades
hasta perder tus ojos
ya que no tienes necesidad de ver.
Poco a poco te despojas de tu cuerpo
pierdes tu piel
tus huesos caen
por zonas abisales
y tu espíritu
empieza a sobrevolar
y como duende travieso
a veces baja a la tierra
y trastea con sus
seres queridos.