El amor ¿Aún existes?
Este genocidio explícito
sin controles y a la carta,
que en medio de un mundo tácito
bebe la sangre templada.
La viudita de los vientos
con el viudo de la mar,
agarrados por las manos
por las estrellas, se van.
Van huyendo de los ruidos
que hace la muerte al pasar.
Él va, con su capa de oro,
y ella de armiño real.
La luna sale a caballo
y penetra en la ciudad
donde los niños de trapo
fingen que son de verdad.
Las puertas, de quicio en quicio,
brindan su hospitalidad.
Detrás, se encuentra la muerte.
¡Muerta de tanto esperar!
Y Getsemaní temblando,
se esconde entre los olivos
para no sentir la sangre
de un odio viejo, y ya antiguo.
Los dioses que se pasean
de templo en templo y, con cetros,
cubren sus ojos con cintas,
y pasean, como ya muertos.
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En tierra de religiones
y esperando las promesas,
no se respeta al hermano.
Solo se mata… Y se reza.