Hoy descubrí un suspiro,
justo al lado de un palpitar;
breve, agonizante, confuso,
casi un tormento, casi un sueño, casi un deseo.
No lo pude ver con claridad,
fue una brecha o tal vez un rasguño;
seguro una rendija burlona,
o una suave y blanca porción de ternura que significa nada,
con un poco de todo.
Hoy descubrí el trueno,
explotó justo frente al suspiro;
lo capturé, lo soñé, lo herí y lo acaricié, pero temo,
porque descubrí que si existe es porque debe morir.
¿Qué será ese trueno?... ¿quién será ese suspiro?.
¿Será una suave melodía de terciopelo con tono romántico?,
¿será la luz de un canto de amor?,
¿será la vida del alma, o la muerte de la razón?,
¿serás tú, o seré yo?... ¿Seremos los dos?.
Hoy descubrí que es algo, no lo dudo,
y que sea lo que pueda ser.
Porque lo único certero es que su fuerza,
arranca suspiros e inspira versos;
mientras se desliza con profesional sigilo,
entre los oscuros rincones e intrincados pasadizos del amor.