Mater dulcis
Amiga inseparable, meliflua compañera,
en ti la gloria anida con alma y corazón:
valiente y soñadora, gallarda y guerrillera,
¡oh, madre de la vida, portento y convicción!
La tierra ve tus pasos, bendice tu dulzura
y claman manantiales por darnos lo mejor...
en noches de silencio, te vuelves casta y pura
¡oh, madre, dulce abrigo, bandera del amor!
Al pie de la trinchera, surcando mil caminos,
conduces día y noche la esencia de vivir
y así, con mil consejos, perfectos y divinos
le das a tu linaje la luz del porvenir.
¡Oh, madre Nicaragua de manos laboriosas,
tus ecos son volcanes con dulce entonación,
tus ojos, dos luceros predicen muchas cosas
y cargan la balanza al pie del batallón!
Samuel Dixon