En la vida oscilante, en su eterno vaivén,
se entrelazan los sueños con el peso del ayer.
Entre luces y sombras, en el paso fugaz,
caminamos sin tregua, en la ruta tenaz.
La vida nos sorprende con su danza incierta,
nos regala momentos de alegría y de alerta.
En cada amanecer, un nuevo horizonte,
en cada anochecer, un suspiro en monte.
A veces la tristeza nos abraza con fuerza,
pero el amor y la esperanza son nuestra defensa.
En la vida oscilante, en su ritmo constante,
encontramos la fuerza para seguir adelante.
Así es la vida, con sus altos y bajos,
con sus giros inesperados y sus claros atajos.
En cada latido, en cada palpitar intenso,
descubrimos el valor de vivir con arrojo y sin remenso.