Amo el resplandor Inca de tus ojos
y amo la extensión de tus labios.
Hay ahí casi, sin quererlo, sigilos
de una voz de terciopelo.
Están con furia los ríos Tapiche
y el Pachitea y tantas bocas de agua
que conforman de golpe las largas
definiciones de tus labios.
Y en tus ojos también esta el cóndor andino,
y la pava aliblanca
señalando mi boca quebrada
viciosa y cansada de pensar en ti.
Son tallos crecidos, pequeñas gotas
de un manantial que se crece en ti.
Son manos que tiritan de cenizas
y son monjes de un rezo que me acerca a
a los colores de la flor de Qantu.
Es lo Inca de la raíz y es la raíz
de hombre sin sastre vestido
con la tela del olvido.
Y se me van los sueños detrás de ti.
Peleo con el cóndor de tus ojos,
combato, el espacio vital de quererte.
La luz profunda de tu mirada.
Tu vuelas lejos.
Yo cerca de la cigarrera.
Vendiendo humo de sueños.