Frente al mar, mi corazón se tranquiliza,
las olas susurrantes me envuelven en su brisa.
El sol se refleja en las aguas cristalinas,
sembrando en mi alma paz y alegría divina.
En la arena dorada encuentro mi refugio,
donde mis pensamientos vuelan sin castigo.
El mar me susurra secretos milenarios,
que guardo en mi corazón como tesoros legendarios.
Las gaviotas vuelan libres en el cielo azul,
acompañadas por el canto de la naturaleza en plenitud.
Frente al mar, encuentro mi paz interior,
dejando atrás las preocupaciones y el dolor.
En cada ola que besa la orilla con ternura,
siento la magia y la grandeza de la hermosa naturaleza pura.
Frente al mar, encuentro mi ser en armonía,
agradeciendo por cada día que me regala vida y compañía.
“Serl”