ACACIAS
Erguidas las acacias en ribera
de tierra, cual parterres protectores,
con ramas espinosas, y sus flores
blancas como de fina loza, o cera.
Bajo el tórrido sol, en capa fiera,
con su corteza tosca expande olores,
rehaciéndo la vida sin temores,
ofrece el alimento a quien quisiera.
Llorando su ramaje, con las flores
concede dulce miel, al que pudiera
tomar dicho manjar cual surtidores.
De blanco color nácar que naciera
expone su belleza a moradores,
la abeja cual manjar apeteciera.
Acacia justiciera.
Embriaga de color el horizonte
de pureza blanca, que adorna el monte.
Roberto J. Martín