Por las rendijas del pensamiento
una mirada que llegue dentro
a lo profundo de los recuerdos
donde entre muros viven secretos.
A ese convento, donde en retiro
espera el tiempo, calmado, tibio
entre sus muros verde esmeralda
juega la risa, baila la calma.
Una mirada por los caminos
donde nacimos, donde crecimos
en que los sueños fueron amantes
y nuestra carne fruto incitante.
Puertas cerradas que ocultan llanto
rivalidades, tantos quebrantos
donde una herida dejo su huella
huella profunda de una quimera.
Ojos que husmean entre las sombras
buscando el cielo que no se nombra
el cielo amante de aquellos ojos
los que iniciaron nuestros sonrojos.
Luna radiante brilla en el lago
sol encendido entre las manos
piel en entrega, bravío río
que abriera cause, nuestro destino.
Mirar adentro, lleno de asombro
dolor y dicha hombro con hombro
placer inmenso de un recorrido
la dicha enorme de haber vivido.
Alma encantada que en libre vuelo
juega a la magia desde el espejo
y con su amante escapa en sueños
para entregarse amor eterno.