EL RECUERDO DE ELLA.
Mi juventud se ha ido,
la soledad la ha reemplazado,
ya el miraje de mis sueños no se expande,
la mentira de la vida los ha recortado,
la mentira de la vida… y. El amor…
El recuerdo de ella…
Ese recuerdo que llega con las frialdades hostiles,
que se deslíe en el gris dulce de la noche,
bajo este cielo de una pureza tierna.
¿Que otros brazos la estrecharan ahora?
¿Que labios robaran sus besos que antes fueron míos?
¿Dónde estará ahora?
Donde está… Es el grito de todos los días,
de mi alma enamorada,
pobre alma que aún se alimenta de su recuerdo.
En la inercia de la hora se siente flotar su presencia,
como cuando estaba aquí,
cuando era el sol que alumbraba los días de mi existencia,
era todo tan distinto…
Algo moja, mis mejillas,
debe ser el humo del cigarro, fiel compañero de mis noches…
Vuelvo a recordar mi pasado…
Ese que despertó en mi corazón dichas nunca soñadas,
pero… ¿Existió ese pasado?
Yo, no lo sé,
no quiero saberlo,
no lo sabré jamás,
en medio de esta locura
ya no sé qué es realidad,
que es fantasía…
Mi pasado ha muerto,
y, yo he muerto con él,
soy un cadáver vagando en el olvido…
En vano grito su nombre… No me responderá…
Ignora el timbre de mi voz,
porque nunca su corazón habité.
El silencio se hace más profundo,
mis labios se cierran como una rosa triste,
que el frío cruel, ha golpeado;
la noche cae melancólica sobre la ciudad,
apenas un débil resplandor empurpura el horizonte,
y, aquí estoy yo, pensando en un fantasma,
sumido en mis recuerdos…
KIN MEJIA OSPINA