Yo voy caminando por un mundo de hierro
para convertirlo en un mundo de oro…
Intento vano que apenas alcanzo a vislumbrar en el horizonte.
Sigo pensando lo mismo que hace tiempo
cuando los nubarrones de la zozobra oceánica me acechaban:
no consigo sacudir de mis demonios una preocupación suma
por mi espíritu endeble…
Creí haber llegado al equilibrio y un eco de acantilado indómito
irrumpió en mi vida: nada puedo hacer…
Buscando culpas entre la gente solo me hallo ante el espejo
de mis propios pensamientos: y sigo pensando una y otra vez…
Y sigo pensando lo mismo que hace tiempo
cuando los nubarrones de la zozobra oceánica me acechaban:
de vez en cuando la vida te deja exhausto sin motivo,
y buscas los motivos en el mundo que te envuelve,
tan ajeno a ti como a tantos otros que pasean por las calles.
Y sigo pensando, a sabiendas de que jamás podré
llegar a Don Quijote, solo en un horizonte de rayos solares que agonizan día a día,
especialmente en este mes de mayo demasiado dilatado en el tiempo:
¡mañana será otro día!