Al tenerla de cerca le ofrecía
de mi amor su magnánima ternura,
repleta de fervor.
Pero orgullo y soberbia le impedía
responder a la mística locura,
nacida de mi amor.
Fue por eso que herido y muy cansado
de su cruento desprecio y su frialdad,
un día me marché.
Y buscando la dicha ilusionado
en calmar mi nostalgia y soledad;
de paz mi alma llené.
Autor: Aníbal Rodríguez.