Estaría satisfecho de haber podido despedirme, pero, ¿cómo podría decirle adiós a esos ojos? a esas lagunas dónde mil anzuelos llegaron a escogerme entre tantos peces y algas.
Bálsamo de tu piel de avena, que el trigo acariciaba en las praderas de tanto consuelo y despellejando mi temible ansiedad cuando sentía tus húmedos labios lejos de mi boca.
El espejo es el reflejo de tu alma, tu cuerpo pide a gritos dejarla salir, pero mi cabeza me insiste en dejarte ir.
Pero, ¿cómo podría decirle adiós a esos ojos?.
Soy nostalgia y vida, mares y destellos centelleantes, esclavo de tu mirada y tu vestido de flores fragante, me dices que me quedé que mañana ya será tarde, pero... ¿cómo podría decirle adiós a tus ojos?