Tal vez un día me escape
por algún resquicio
de esos que el destino
esconde en sus macabros
hilos de marionetero.
Y quizás logre encontrarme
en un rincón sin nombre,
donde el tiempo se duerma
y el ulular del viento
me vista con su canto.
Allí donde los sueños
no conozcan fronteras,
y las sombras del pasado
se disuelvan en la niebla
libre y sin cadenas.