Elias Castellano Blanco

EL AMOR NO MUERE

 

 

Oh Dios, si por ventura

tuviera nuevamente la fortuna

de abrazar su figura,

y en la noche de luna,

amarla como nunca amé a ninguna.

 

Escapar de un infierno

en la gloria infinita de tenerla

sin reglas ni gobierno.

Poder volver a verla

y en mis brazos y pecho protegerla.

 

Aunque la piedra es dura

y el agua no doblega su dureza,

así, el amor, perdura

sentado con fiereza

en su trono, con firme realeza.

 

Y al ser perecedera

la parte que se ve del cuerpo humano,

la tumba, lisonjera,

esconde al ojo vano

la decrépita salma ya postrera.

 

Pero la parte interna,

donde duerme nuestro sentir anclado,

queda cual luz eterna;

como un cirio callado

que alumbrase el sendero del amado.