Cuchillos que se afilan entre sí
el haz con el envés
una y otra condenada vez.
chispas que arden del revés.
El nervio del que depende recortar
la duda de la trayectoria elegida
entre tanto tuétano maldito.
Un sonido que cae de la cisterna
que halagüeña un final ensordecedor
lleno de pánico
sin comodidades
para con los dos.
El destierro como única salida a salvo
de tantos orgullos enfrentados.
Empezar de cero se me antoja una quimera.
Continuar quizás en un psiquiátrico a salvo de los vientos
o mejor aún bajo la tierra dando de comer a las lombrices.
Si ya nada después de nada, vale nada
para qué continuar en el rodeo
si no hay contrincante válido a ganar.
Disimular una caída noble hacia el olvido,
olvidando lo poco que me queda
- por abandonar -
Perdonar a los deudores de esperanza,
a los llantos que vendrán
a no merecer la pena ni la gloria
- de ningún portarretratos -
Se me agota el aire y me entierra el tiempo.
La oscuridad me adelgaza los sentidos.
El torno se ha pasado de forzar
atrapó el fin de mi camisa de fuerza
y todo adentro lo metió.
Ahora,
una veleta ensangrentada
dibujando arte moderno en el taller.
Fracaso completo de mi espejo.
Una pala y un pico para hacerme el hueco en un sustrato
Donde nada debería crecer
salvo petróleo, humo
- y poco más que muerte -