Alberto Escobar

A pesar de Newton...

 

Somos islas que buscamos 
estar juntas. 

—No recuerdo quién fue. 

 

 

Quedé varado.
Recibí una llamada de teléfono que me desconcertó;
me hizo pensar durante un rato sin saber qué decirme,
qué hacer para resolver lo que sentí se me venía encima.
Todo fue repentino, como si las mieses que esperas
en julio se agostaran antes de darles cosecha y cobijo,
como si un dios altanero y esquivo se empeñara en rociar
sobre mis campos una especie de sosa caústica que diera
al traste con tantos años de trabajo, de sacrificio, y tú, ahí. 
Te quise escribir un poema.
fue este:
De cerca, 
sentí cerca la ausencia, 
el insistir en vano
sobre una puerta entreabierta,
el comulgar con unas ruedas
de molino ya gastadas, en desuso. 
De cerca, 
cuando lavabas la ropa a las claras
de un día, fuese sol o lluvia,
tu mirada, la hora del colegio,
la  compra que no se hace, los libros
en la cartera, y la merienda de las doce. 
Todo, una película que rueda
y rodará en cualquiera de mis cines
cuando me pare a pensar, en el camino. 

Hace un tiempo, por un tiempo, quedé varado.
Papá ya inexistente, se fue pronto,
y tú, varada también —quizás mi varamiento
era al unísono y consecuencia del tuyo— pugnaste
brava por nadar y guardar la ropa, esa que metías
en la lavadora y que tras vueltas y vueltas sin sentido,
como un hámster sin esperanza, sacabas a tender
cuando, por azares del diablo, no se daba la puerta
en atascarse y darnos de bruces con el técnico que,
con una sonrisa condescendiente, da a un punto clave,
concreto, y desanuda todos los nudos gordianos
que en la mente de mi madre y la mía se hubieron atado
ante la ausencia de mi padre, el manitas, el que resolvía
desaguisado tras desaguisado, sin que se atreviera ninguno
a rebelarse ni a faltar a su autoridad hacedora y haciente. 
Quedé varado, 
y fue porque ella se varó primero, y yo,
como consecuencia suya, por solidaridad filial,
por justicia poética, fui tras ella, como efecto
que sin cuestionarse la validez de la segunda ley
de Newton sigue y persigue a su causa, a su razón de ser.