Hashem Fajardo

Me acostumbré

Se vació esa cueva que con tu ausencia llenaste.

Nunca estuviste presente, y pocas veces lo intentaste.

Dicen los lobos que fue un accidente,

Mientras aúllan de nuevo, porque solo sabes estar ausente.

 

Luego de un año y medio veo que sigo marchando;

Un infante cantando, sin encontrar su señal.

Convertí en rutina todas tus tristezas,

Y alegrarte no fue mi destreza; solo me contagiaste.

 

Me acostumbré a tus palabras de cuchillo.

Sé que no las decías con martillo,

Pero igual se clavaban.

Me acostumbré a mirar de lejos tus vicios.

Me alejé de tus precipicios, por favor, no me uses.

Yo me cansé de la espera a que tu velo cayera

Pero el tiempo no vuelve.

 

Me acostumbré a la costumbre de odio;

Un día somos y al otro me bajas de tu podio.

Mientras yo aguanté todo lo que hiciste,

A la primera imprudencia, solo desapareciste.

 

Me acostumbré a bailar en tus pétalos de petunias.

Deslizando mis pies sobre tus hombros a pesar de las injurias

Que de ti siempre decían.

Me acostumbré a ti, a todos tus problemas,

Todos tus traumas y tus dilemas.

Tal parece que acostumbrarme, para ti, no te bastó.