De verdad que no sé si disculparme,
Tengo miedo de estropear lo que tuvimos.
Y si eso fue solo una fantasía
los poemas que te he escrito
fueron respuestas a la tuya.
Hace poco tocó a tu puerta
La emperatriz, estaba viendo esa película,
Y yo te esperaba en el jardín
Y allí fuiste el mensajero
Deberías convertirte en emperador.
Ahora si vengo a contarte que estoy sanando
mis heridas de la infancia, en medio de ese proceso
siempre estás tú.
Deberías despertar a tu niño para jugar conmigo.
Quisiera que dejaras ese papel de hombre serio
que parece un abogado ya que entre nosotros
nunca hubo leyes que cumplir.
Solo dime que ya no me quieres en tu vida.
Y haremos de tu silencio el más largo.
Esto lo escribí para ti:
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¡¡MI TEMPESTAD OSCURA!!
El musgo de mi cerro se quedó en tu mirada
gimiendo mis latidos de pasión y locura,
porque fuiste mi canto, mi tempestad oscura,
yo guardo mis temblores para la madrugada.
Llegaste peregrino por fin a mi morada,
la mirada perdida en mi pupila impura,
me enredé entre tus brazos, tu cinto en mi cintura,
tu tiempo entrelazado a mi alma enamorada.
Cien promesas azules nadaron a tu vera,
navegando las olas de un río voluptuoso.
Como corolas rojas te forjé en primavera.
Llegaste deshojando palabras a mi hoguera
las mías que trenzadas no encontraron reposo,
deshojaste jazmines blancos en mi ladera.