En el invierno helado,
el frío intenso se cuela,
en cada esquina y paralela
su aliento gélido y marcado.
Las calles se visten de blanco,
la nieve cubre el paisaje,
el frío se vuelve salvaje,
en su abrazo frío y franco.
En el viento cortante y agudo,
se siente su mordaz mordida,
el frío en cada despedida,
se torna en un frío desnudo.
Pero en el frío intenso y crudo,
se esconde una belleza única,
en su abrazo de fría túnica,
el invierno nos deja desnudo.