La reina de hielo.
Princesa de gracia inmaculada,
solías jugar con golondrinas,
grácil, en el lago del amor.
Tu príncipe, cabello al viento,
te estrechaba y besaba,
hasta casi fenecer en el tiempo.
Un suave lecho confeccionan hadas,
suspiros dulces encendían el fuego del deseo,
fusionándose en éxtasis hasta el cielo,
donde ambos se amaban en un solo ser,
mientras reían, creaban bellas melodías.
¡ Qué grande es lo imperecedero !
Oh amor de entrega recíproca.
Votos, sé mi refugio, y yo seré tu escudo.
Juramento, abrígame en tu abrazo, y yo velaré por ti.
Maldito el día que partió al campo de batalla,
con un beso selló tu amor,
angustiada mirabas el horizonte a la espera,
cuando regresó, la dicha te iluminó,
baúles de oro y un anillo te obsequió,
compartió contigo sus celebraciones.
¿ Por qué no comprendió que solo te importaba él ?
La guerra le contaminó, cegado en poder,
cual cruzada le abrazó en la búsqueda de gloria,
frunciste el ceño, al arribo del maltrato y abandono,
el príncipe, en su indiferencia, se alejó.
Al regresar, las promesas yacían sepultadas,
dejó las celebraciones, a tu lado princesa.
El lago del amor, él ya nunca visitó,
el lecho de rosas se marchitó.
Enrojeció tus mejillas con ardor y dolor
te culpo, aniquiló tu corazón, cual golpe de gracia
¿Cuánta desesperanza y sufrimiento?
Resistirá un corazón que solo sabe de amor.
No de engaño, mentira y traición.
Golondrinas migraron de aquel lugar.
Tu desdicha no hallaba consuelo,
solo mejillas cubiertas de sal,
¿ Cuántas lágrimas has derramado ?
El despecho y desamor, rencor acerbo,
te instruyeron en las artes oscuras,
hielo líquido bombea tu corazón.
El lago del amor, en glacial transformaste,
la escarcha helada, la niebla invernal,
hiciste tu reino gélido sobre esas cimientes,
invocaste cuervos para erradicar las hadas.
Así degollaste tus propios sueños.
Ya eres la reina de hielo,
nada importa, solo infligir dolor,
tu belleza es la eterna perdición.
Dejaste a un lado la felicidad,
andas por la vida congelando corazones,
que gozas destruyendo en mil pedazos.
¿Qué extrañeza el placer al infligir pesar?
Mal daño que te transfiguró,
de una esencia de amor a un engendro de odio.
Reniego del príncipe que un virtuoso corazón, no interpretó.
Elthan.