Tú me hiciste poeta con tu dulce mirar,
tus besos y caricias me enseñaron a amar.
En versos y rimas tu amor florecía,
en cada palabra, tu alma vivía.
Ahora te marchas, me dejas en duelo,
mi pluma te busca en el vasto cielo.
No puedo parar, mi corazón llora,
escribir para ti, mi amor, me implora.
Aunque te alejes, mi musa querida,
tu rastro en mis versos será mi vida.
En cada poema, tu nombre diré,
pues fuiste mi todo, y siempre lo seré.
Tus huellas de amor, en mi alma grabadas,
guían mi pluma en noches doradas.
Nuestras esencias en versos se encienden,
fuiste mi todo, aunque hoy me sorprenden.