Ely.M.

La persona equivocada.

Tontamente creí que te gustaban las matemáticas. Te di por opción contar mis lunares, por hacer sumatorias de horas conmigo y hacer conversión a días, semanas y años.
Te ofrecí más que un lado de mi cama en el cual dormir. Te ofrecí mi regazo, mi calor. Juro que podía observarte por horas. Me encantaba velar tu sueño. Pero quizás en ese momento no pensé que no soñabas conmigo.
Para ti siempre fue un simple café por la mañana, un simple buenos días amor, mis mensajes diarios, mis llamadas. Creo que lo simple y cotidiano no eran lo tuyo.
Quizá te pareció chico el cielo que te ofrecí para volar. Quizá no debía arrancarme las plumas en señal de amor. Ni debí dibujar arcoiris para alegrarte.
Tampoco debí llevarte a mi paraíso secreto, pues creaste un infierno.
Simplemente no debí cerrar los ojos cuando el primer beso. Porque pude haber evitado imaginar ése mundo perfecto y de los dos.
Creo que debí haber preguntado si esto era solo un juego. Yo también hubiera creado estrategias para no terminar así. Y porque no creer que pude haber ganado como creo que tú lo hiciste. Y así no sentirme tan agotada por tratar de entender que falló. No se trata siempre de buscar culpables. Pero la calma llega cuando hay entendimiento, cuando las cartas están sobre la mesa. Merecemos estar en paz. La aceptación de la falla es difícil de alcanzar. Me ha costado un buen de tiempo creer que no fue poco lo que dí u ofrecí. Si no que se lo dí a la persona equivocada.