En la sierra de mi tierra,
un niño vive en tristeza,
la pobreza es su tristeza,
en la montaña se aferra.
Sin abrigo ni comida,
sus ojos reflejan dolor,
en la sierra, su temor,
la esperanza está perdida.
En la fría noche estrellada,
su voz se pierde en el viento,
en su pecho un amargo lamento,
en la sierra, la vida es helada.
El niño de la sierra llora,
en la pobreza que lo envuelve,
su inocencia se disuelve,
en la tristeza que atesora.
En la sierra peruana un niño llora,
la pobreza lo abraza con rigor,
sin abrigo ni pan en su interior,
la tristeza en su alma se desborda.
En la montaña fría y desolada,
su mirada refleja soledad,
en la pobreza su vida en verdad,
sin esperanza, su alma quebrada.
En la sierra peruana su voz calla,
el hambre y el frío lo castigan,
en la pobreza sus sueños se obligan,
una décima triste que estalla.
En la dura realidad se despliega,
el niño de la sierra sufre en silencio,
en la pobreza su vida sin remanso,
una décima triste que no ciega.