Cuando el invierno helaba mis jardines,
me encontré con la flor de tu hermosura,
trocando mis tristezas en ternura,
cambiando mis abrojos por jazmines.
Pintaste mis auroras de carmines,
y por nuevos caminos de ventura,
me enseñaste de amor y de locura,
llevándome del cielo a los confines.
Aspirar tu perfume y adorarte,
penetrar el edén al conocerte,
explorar universos al soñarte,
ser un hombre mejor, para quererte;
eso es lo que he aprendido al encontrarte;
en eso tu sonrisa me convierte…