DUELO
Amantes en fiebre se funden,
lamen sus cuerpos rocíos,
luces que lame el vacío,
y oscuras selvas escurren,
una maraña de piernas,
renuncia la típica huída,
a boca y fruta prohibida,
dobla rodillas la hiedra.
Se abre la noche que gime,
entre villanos estribos,
florece el pecho de olivos,
que raudos labios oprimen,
tira con saña montura,
cabellos que a él ofreciera,
Medusa a galope flagela,
al cuello la faz que tortura.
Abismos de curva cintura,
un húmedo vello resbala,
la mano masturba y escala,
sitiando las rojas alturas,
mas ella destila un suspiro,
que estrujan hábiles dedos,
mientras hombruno veneno,
de lengua le rasga el oído.
Le llegan linos al suelo,
el lecho es leño que llora,
bajo el vaivén que devora,
atadas carnes en duelo,
la espalda entre acrílicos dedos,
es hierro que el filo repuja,
de sangre emerge una fuga,
manchando glúteos de acero.
Ebrios de gozo y dolor,
la boca y falo reclinan,
sobre la vulba rendida,
grito y lunado licor,
sombras besando paredes,
mojan la cal de cimientos,
como el rocío a los cuerpos,
en llanto labrando placeres.