Quizás antes de conocerte yo no existía en el tiempo. No era nada sin saber de tí, sin conocer tu vaivén inquieto.
Sin haber medido a besos la frágil brevedad de tu cintura. Sin haber bebido en sueños la savia roja de tu boca en fuego.
No era nadie sin estar estar a tu lado, sin haber escalado con la lengua los vertiginosos picos de tus pechos, clavándome en centro de tu cuerpo .
Y en ti fui y en ti sigo siempre siendo, amante mudo en tus noches de luna, minero perdido en oscuros senderos y naufrago en el abismo de tu cielo.