Recapitulo nuestros ayeres,
es donde sobrevive el amor,
es donde no llega el dolor de hoy,
la sombra de los atardeceres.
Acaulescente flor que se aferra
al sueño, ser vino del estío,
saborear esos labios fríos,
caldear recuerdos que destierras.
Viento sopla, diente de león
que vive en soledad extranjera
evacúa las memorias ligeras,
intentos fallidos del amor.
¿Desea la bola de semillas,
ser tímida verdad amarilla?
Renacer en otra primavera.
Cae mi último paracaídas
aterriza afuera del exilio,
suelo donde nacen los idilios,
de besos que enamoran todavía.